¡Este Papa Francisco tocó la nota que esperábamos! Como en una orquesta. Al inicio todos los instrumentos se están afinando, no
hay una armonía clara, cada uno concentrado en su propio instrumento. Hasta que llega
el primer violín: Papa Francisco, que toca la nota y todos comienzan a seguirlo…
¡era la nota que esperábamos! La hemos reconocido, nos hemos sentido
identificados, queremos tocar con él en esta bella orquesta que es el escenario
de la humanidad.
Mis
días en Roma han sido maravillosos. Se siente el aire fresco de la renovación
que está queriendo llevar adelante Francisco. Tomará tiempo, será difícil, pero
se respira un aire diferente.
Por
un lado ha puesto al centro la preocupación por los pobres y por los que más
sufren. Ha pedido especialmente a varios dicasterios un estudio y una atención
particular al tráfico de niñas y mujeres. Su preocupación por esta “nueva”
esclavitud del siglo XXI es enorme. Su sensibilidad hacia las mujeres también. Quiere una presencia más incisiva de las mismas en la Iglesia.
Pide
transparencia total en todo el manejo administrativo así como un estilo sobrio.
Como nos dijo uno de los
Cardenales, este Papa nos ha devuelto “las ganas de soñar y de esperar” en un
tiempo donde como Iglesia y como mundo no soñábamos ni esperábamos más.
Un
Papa que no sólo quiere “hablar de los pobres” sino realizar acciones
concretas. Ha nombrado como “limosnero” a un polaco conocido por pasearse en
las noches por Roma para dar de comer a quien lo necesita. Francisco le ha
dicho “tú serás quien harás lo que yo hacía en Buenos Aires”, ir a
consolar a los que sufren. Lo envió de inmediato a ayudar a los sobrevivientes y víctimas en Lampedusa.
Un
Papa que se aleja de la pompa, que está con los demás, que ha pedido no tener a
los guardias suizos para que lo acompañen en sus movimientos dentro de los
muros vaticanos. Camina contento por aquí y por allá. Un Papa que cuando tiene que enviar un paquete a Buenos Aires
entrega un sobre para pagar su estampilla y el envío. Cuando le dicen que es el
“Papa” y que eso lo puede pagar la oficina, contesta que de ninguna manera pues
son gastos personales...
En conclusión…. Un Papa que nos ha tocado la nota justa
que esperábamos haciéndonos a todos regresar a lo esencial del Evangelio: seguir la propia conciencia con recta intención, no reducir el Evangelio a una ideología, buscar la unidad de todas las religiones en el respeto de la diferencia,
ayudar siempre al más necesitado, no aprovechar un puesto de autoridad como un ámbito
de privilegio. Un Papa que nos invita a sensibilizarnos con las problemáticas
del mundo moderno, luchar contra las injusticias, seguir a Jesús humilde,
sencillo y lleno de amor y esperanza por un mundo mejor.
Si, un Papa que para mi, su humildad lo hace escuchar al director de la Orquesta que es el Espíritu y que por lo mismo todos sentimos que se trata de una "música celestial", que no es de este mundo pero que es un don para el mismo.