le rodearon;
les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse
lentamente,
abrazó al
primer hombre; echóse a andar...”
No soy poeta, pero como Vallejo conozco el alma de mi gente:
solidarios,
comprometidos, indignados ante la mentira y la maldad.
El amor de
estos días hace posible que uno regrese con la mente al pasado y la memoria
siga sanando porque ya no está más sola… ya no.
En sólo
pocos días, muchos de ustedes han llenado con su presencia, con su cariño y
protección a aquella joven confiada, llena de sueños y esperanzas.
Todo se ha
hecho nuevo, incluso el pasado.
La muerte no
es la última palabra: cuando nos unimos para dar voz a los que no tienen voz, para
frenar la injusticia y el abuso contra los inocentes podemos resucitar a los cadáveres que yacían tristes y solos.
Y no sólo
tenemos el poder de hacerlos andar.
Pueden ahora
volar... y lo estamos haciendo.
Lindo texto! A volar, pues!
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