Cuando el encuentro entre las
personas es auténtico, veraz y sincero no hace otra cosa que vivificarnos, que
contagiarnos vida y encender nuevos bríos de luz a la existencia.
No puedo
negarlo soy feliz cuando tengo una cátedra, cuando logra comunicar ideas,
experiencias, vivencias.... Como diría el escultor inglés Henry Moore el
secreto en la vida es tener una gran pasión. Una pasión por la cual puedas
dedicar toda tu vida y puedas trabajar cada día de tu existencia. Algo que tú
sábes que es tan difícil que no vas a llegar nunca a la perfección pero vas a
tender a ella. Cada quien tiene una pasión. En mi caso, una de mis pasiones es comunicar, enseñar…
Y parte de mi amor por esta pasión
de la enseñanza es que en ella se genera una dinámica de encuentro vital entre
personas, un rejuvenecimiento continuo al contacto con los jóvenes, en este
caso con los universitarios.
Ayer tuve un encuentro de esos que
se graban en el alma. En Cholula, una zona llena de locales simpáticos. Fuimos
a Jazzatlán, pues aquí en Puebla tenemos uno de los espacios de jazz más
importantes de América Latina. Por Jazzatlán te encuentras con jazzistas de la talla
de Eddie Gomez, baterista de Miles Davis y músicos que vienen desde Estados Unidos hasta el sur de Chile. El local pequeño,
acogedor. Y nos sentamos a escuchar jazz, tomar vino y comer una pizza. Nada
más ordinario y al mismo tiempo tan cargado de humanidad y riqueza.
Mientras
escuchábamos al joven violinista y al bajista que vibraban con la música que interpretaban
como si las notas salieran desde dentro, escuché con atención la historia de
dos jóvenes. Una mujer y un hombre. Un joven excepcional. Contó su experiencia
con naturalidad y sencillez. Había estado por mucho tiempo en drogas y alcohol.
Y hacía nueve años que su vida había cambiado radicalmente. Había tenido un
encuentro profundo con Dios y como él decía pasito a paso su vida fue dando un
vuelco radical. Me sorprendió la claridad de su experiencia de fragilidad, la
fortaleza de saber que poco a poco ha ido conquistando su libertad con la
certeza que lo logra con la ayuda de Dios y su propia voluntad. Sincero, veraz,
humano. Y una joven. Sensible, bohemia, delicada. Una historia difícil de un
padre enfermo y una madre que se apoyaba en ella. Al compás de la música que
espontáneamente los jazzistas improvisaban me hablaba con naturalidad de lo que
había sido su vida desde que encontró la fe. En María descubrió a esa Madre
buena y amorosa que le daba toda la seguridad que su querida mamá no podía ofrecerle.
Y al mismo tiempo, el oxígeno que le generaba tener una relación con Dios en
medio de las dificultades de la vida… frente a las grandes decisiones de estos
chicos no me sentí con jóvenes sino con grandes hombres y mujeres. Esos grandes
hombres que en sus decisiones cotidianas engrandecen a la humanidad y nos
empujan a quienes titubeamos por la vida. Me sentí pequeña frente a ellos. Sin
embargo, también me sentí grande. Quizás no tengo la fuerza de voluntad de
estos jóvenes y no he tenido que pasar por situaciones tan difíciles, pero sí
la fe que me contagiaban era la misma que siento en el alma y que hace que ante
las tormentas, las olas de la existencia no desmaye ni tema, sino que flote
confiada que el Señor me llevará por buen camino.
Comparto tu sorpresa por la experiencia de estos jóvenes y ante el jazz como género. Siempre me ha encantado el papel de la "improvisación" pero enmarcada en un grupo de notas, así como el papel de los "solos" que conforman una pieza. Siempre me ha parecido un género muy interesante para el desarrollo y la expresión de la individualidad. Además sus cadencias son encantadoras...un género fantástico sin duda!!
RispondiEliminaEl jazz es así de hermoso. En latin jazz te recomiendo a Michel Camilo, sobre todo, "Triángulo", un disco hecho con tres personas. La comunión que hay al hacer música se nota mejor cuando hay menos gente tocando, creo, y más gente disfrutando. Por cierto, ¡grande la historia!
RispondiEliminaEscucharé a Michel Camilo... aunque he estado haciendo todo en orden. He empezado con la historia del Jazz, empezando con Louis Amstrong, siguiendo con Miles Davis y Coltrane... grandes!
EliminaWoow!! Excelente crónica para excelente noche! Una maravilla poder descubrir poco a poco que detrás de la gran mujer a la que muchos admiran por sus logros, también hay un gran corazón que da mayores razones para ser admirado. He de confesar que esperaba mucho de una persona como tú... y me quedé corta.
RispondiEliminaEn momentos como los de ayer realmente se traduce la palabra "encuentro" Muchas gracias Rocío, claro que eres grande!
Nallely
¿Qué puedo decir? Sólo gracias!
EliminaEntonces no te saltees a Thelonious Monk.
RispondiEliminaReverendos MAESTROS estos jóvenes que por serlo no dejan de enseñarnos, hay que tener humildad para saber mirarlos, felicitaciones!, y gracias por compartir.
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