Madre Teresa de Calcuta decía
que teníamos que ser como “el lápiz de Dios” para que El pueda pintar el lienzo con ayuda nuestra.
Y esto me hace pensar que cada uno ha recibido un don y un talento así como una
misión que tiene que hacer fructificar en el mundo.
Somos sólo mediadores y debemos ser también nosotros conscientes de cuál es nuestra misión en el mundo y cuál es nuestro talento: a unos Dios le ha concedido el don de tocar un instrumento
musical, a otros un pincel, un lápiz, la creatividad, la inteligencia, la
sensibilidad… cada quien tiene un don y somos responsables ante
él. Y el mediador no es lo importante. Nosotros podemos hoy estar en
el mundo y mañana dejarlo. Lo realmente significativo es el mensaje que llevamos,
la vida que transmitimos, la pasión que inculcamos, la música que tocamos en
este gran escenario que es el mundo.
Y en este sentido, a veces las ocasiones se presentan y las
situaciones se conjugan de tal manera que puedes hacer algo y sientes la
exigencia de responder con entusiasmo. Así me ha pasado con el tema de la mujer
y concretamente con hacer algo por las mujeres más necesitadas y vulnerables.
Puebla es un estado de cinco millones trescientos ochenta y tres mil
habitantes de los cuales un millón de ellos son indígenas. Las comunidades
rurales de esta zona tienen como rasgo principal una intensa pobreza debido a
la migración de los hombres, y por lo tanto las comunidades se caracterizan por
hogares mono-parentales donde las mujeres tienen la misión de llevar adelante
la familia y el desarrollo de la comunidad.
El
proyecto de reciprocidad había iniciado con cursos en la Universidad y con
investigaciones para profundizar en la identidad de la mujer y el varón y
alentar una mayor relación recíproca entre ambos. Sin embargo, sentíamos la
exigencia que esta propuesta se concretizara también en acciones de
intervención social para contribuir al cambio de las realidades más azotadas
por la desigualdad.
Así el proyecto de reciprocidad de la Universidad se ha unido a otra
iniciativa “Apuesta de futuro” que se dedica a la promoción de los jóvenes de
las comunidades indígenas a través del apoyo a estudiantes de estas regiones.
Decidimos trabajar en sinergia, unir ambas iniciativas y generar un proyecto
que tuviese como objetivo la “formación de mujeres empresarias en las
comunidades rurales de Puebla”.
Vamos a iniciar con 65 mujeres de tres regiones rurales: Coltzingo,
Chalchihuapán, y Tlaola. Nuestro proyecto buscará apoyar a las mujeres que ya
tienen una actividad productiva y trataremos de darles las herramientas para
que puedan convertir su negocio en una empresa formal. De esta manera buscamos
que las mujeres no sólo se dediquen a la producción, sino que ellas
mismas se conviertan en líderes empresarias que además de brindarles mayores
beneficios económicos podrán desarrollar sus capacidades y realizarse como
personas influyendo activamente en sus comunidades. La mayoría de ellas ya
tienen actividades productivas de fruta, hierbas medicinales y chile serrano.
La iniciativa ha tenido mucha acogida. La escuela de negocios de la
Universidad se ha ofrecido a brindar sus maestros que irán a impartir las
clases de administración y economía. A esto se sumará el equipo del proyecto de
reciprocidad donde formaremos a estas mujeres en la importancia de la
valoración de su propia dignidad. Buscaremos ayudarlas a superar
perspectivas machistas o conflictivas; asumir y vivir los valores propiamente
femeninos; cultivar relaciones sanas entre el varón y la mujer donde ambos en
reciprocidad contribuyan a la forja de la familia compartiendo el rol materno y
paterno así como la responsabilidad en la educación de los hijos.
Es sólo el inicio, pero creo que es
importante seguir contribuyendo a promover el liderazgo de las mujeres. No
cualquier liderazgo, sino un liderazgo cargado de humanismo y de formación
ética donde las mujeres tengan la ocasión de hacer de este mundo un mejor lugar
donde puedan vivir las próximas generaciones.
Sólo es esto. Agradezco a estos jóvenes
que me inspiraron a comprender que la vida es esto: ser una con tu
instrumento... y tocar. No importa el resultado. Hacerlo con pasión y con amor.
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