Es un don inmerecido tener la ocasión de
compartir la vida con estas hermosas mujeres de la sierra de Puebla.
Me alegra que este
proyecto les esté ayudando en su formación y a salir adelante con sus pequeñas
empresas. Pero no es de esto de lo que quiero escribir. Quiero escribir de la
riqueza que llevan sin ser conscientes de ella, como quien lleva un diamante en
el pecho y los demás lo podemos ver.
No tienen problemas como tú y como yo…
algunas sufren profundos atentados contra la dignidad humana, no gozan de lo
mínimo que cada persona tendría el derecho de gozar.
Hay quien no tiene que dar de comer al
hijo, o se quedan solas porque no hay fuentes de trabajo y los maridos se
tienen que ir a Estados Unidos a conseguir una mejor situación, o simplemente
anhelan un trabajito fijo para no tener la inseguridad del mañana. No son pocas
que sufren de un dominio opresivo por parte del hombre pues ellas aún no se
sienten seguras de su valor y desgraciadamente el machismo es más fuerte de lo
que yo pensaba.
Ayer compartimos intensas experiencias y comencé a contemplar el diamante que llevan
puesto.
Si. Tienen muchos obstáculos pero la vida
les ha dado la fortaleza propia del diamante que resiste con tesón ante cualquier
fractura. Tienen voluntad de acero. No
se amedrantan “pues hay que echarle ganas”… echarle ganas cuando tu papá acaba
de fallecer, echarle ganas cuando tu marido está lejos, cuando no tienes
trabajo y te sientes sola.
El diamante puro es transparente y
transmite la luz visible. Ayer vi cómo brillaban y como dispersaban luces de
diferentes colores. Me conmovió ver ese verde esperanza pues saben
gozar de la belleza de la naturaleza. Nunca he visto tantas flores y pétalos, hojas,
árboles cargados de frutos, mariposas y pájaros cuando les pedí se dibujaran a
sí mismas. Hay una sintonía en ellas muy particular con la naturaleza. Saben gozar de lo que la vida nos regala.
Un rosa salió de algunas, mostrando un
diamante lleno de amor y compasión por las que más sufren en la comunidad, por
el dolor ajeno. Un amor cargado de solidaridad hecha de gestos y servicio. Si, dar 150
pesos a una sobrina para ir al doctor, aunque era todo lo que tenía para la semana…
como la viuda pobre que da incluso de lo que no tiene.
Me dio pesar ver diamantes negros,
probados por el abandono, la soledad y la desesperación… lloramos juntas.
Sufrimos juntas nos amamos juntas.
Vi diamantes puros y transparentes que dejan
pasar la luz de Dios pues confían en “papito Dios” que es bueno y justo y que
les dará fuerzas para seguir adelante.
¡Cuántos diamantes escondidos que son la
riqueza de nuestro mundo! Maestras de la vida. Si alguna gema quisiera tener en mi vida... es un diamante así.
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