Me encontraste frágil, destrozada,
desilusionada y dolida
Aunque siempre niña, alegre y esperanzada…
te generó curiosidad mi ingenua existencia
entre rezos y ascética de vida
me generó curiosidad tu existencia sin ancla y
con tu musa amante.
Los dos heridos, los dos temerosos ante todo
si definitivo.
los dos buscando…
tú la creatividad que no te aprisione en la
normalidad de la rutina
yo la esencialidad que me eleve de todo lo que
el mundo me ofrece.
Y de manera mágica, sin saber cómo, sin
quererlo te amé
Y no por un cúmulo de virtudes,
ni por conveniencias mundanas,
ni por dotes naturales.
Es el resplandor de tu irrepetibilidad,
de la belleza de una chispa de vida y espíritu
que percibo
que tiene de bondad, de sencillez, de locura y
genialidad
pero que al mencionarlas cada una de ellas se
esfuman como motivo.
Y por ello el motivo de mi quererte
es ese motivo sin motivo, es esa belleza de tu
alma sin nombre
que es tan bella que sólo al tratar de
definirla se escapa
que está hecha no para disgregarla o
explicarla,
sino para contemplarla.
Te amo y punto.