venerdì 17 agosto 2012

Ser uno con tu instrumento




 
A veces los sueños se hacen realidad. Debo decir que sin buscarlo siempre ha habido una constante en mi vida que ha sido el deseo de trabajar y promover la dignidad y misión de la mujer en el mundo. Han sido todos pequeños esfuerzos en comparación con los grandes desafíos. Pero pienso que en la vida, sólo el hecho de intentar y de poner todas tus energías en algo en lo que crees y por lo que vibras intensamente hace que la vida tenga sentido.
    Hace unos días estuve en un jam de jóvenes músicos peruanos que vinieron a Lima por sus vacaciones y que estudiaban en el extranjero. Me sorprendió la pasión con la que tocaban sus instrumentos y se hacían mediadores entre la música y el público con el saxofón, el teclado, el trombón, el bajo y la batería. Me transmitieron vida, amor a la música y pasión por la existencia. Conversando con uno de ellos, me hablaba del desafío que significaba regresar al Perú después de estudiar en el extranjero. Francisco, un joven pianista que estudia en California, tenía la convicción que tenía que regresar a su tierra para dedicarse a la música a pesar del reto que esto significaba. Me dijo algo que me sorprendió: “prefiero el reto de sembrar donde el terreno es aún árido que quizás hacer música en un ambiente donde todo es más seguro. El Perú necesita cultivar la música y quiero contribuir a ello”…

Esto me hizo pensar que en el fondo, esta es la misión de todo ser humano en el mundo. Somos sólo mediadores y debemos ser también nosotros uno con el instrumento que la vida nos ha puesto en las manos: a unos un instrumento musical, a otros un pincel, un lápiz, la creatividad, la inteligencia, la sensibilidad… cada quien tiene un don y somos responsables ante él.  Y el mediador no es lo importante. Nosotros podemos hoy estar en el mundo y mañana dejarlo. Lo realmente significativo es el mensaje que llevamos, la vida que transmitimos, la pasión que inculcamos, la música que tocamos en este gran escenario que es el mundo.

 Y en este sentido, a veces las ocasiones se presentan y las situaciones se conjugan de tal manera que puedes hacer algo y sientes la exigencia de responder con entusiasmo. Así me ha pasado con el tema de la mujer y concretamente con hacer algo por las mujeres más necesitadas y vulnerables.

Puebla es un estado de cinco millones trescientos ochenta y tres mil habitantes de los cuales un millón de ellos son indígenas. Las comunidades rurales de esta zona tienen como rasgo principal una intensa pobreza debido a la migración de los hombres, y por lo tanto las comunidades se caracterizan por hogares mono-parentales donde las mujeres tienen la misión de llevar adelante la familia y el desarrollo de la comunidad.

      El proyecto de reciprocidad había iniciado con cursos en la Universidad y con investigaciones para profundizar en la identidad de la mujer y el varón y alentar una mayor relación recíproca entre ambos. Sin embargo, sentíamos la exigencia que esta propuesta se concretizara también en acciones de intervención social para contribuir al cambio de las realidades más azotadas por la desigualdad.

Así el proyecto de reciprocidad de la Universidad se ha unido a otra iniciativa “Apuesta de futuro” que se dedica a la promoción de los jóvenes de las comunidades indígenas a través del apoyo a estudiantes de estas regiones. Decidimos trabajar en sinergia, unir ambas iniciativas y generar un proyecto que tuviese como objetivo la “formación de mujeres empresarias en las comunidades rurales de Puebla”.

       Vamos a iniciar con 65 mujeres de tres regiones rurales: Coltzingo, Chalchihuapán, y Tlaola. Nuestro proyecto buscará apoyar a las mujeres que ya tienen una actividad productiva y trataremos de darles las herramientas para que puedan convertir su negocio en una empresa formal. De esta manera buscamos  que las mujeres no sólo se dediquen a la producción, sino que ellas mismas se conviertan en líderes empresarias que además de brindarles mayores beneficios económicos podrán desarrollar sus capacidades y realizarse como personas influyendo activamente en sus comunidades. La mayoría de ellas ya tienen actividades productivas de fruta, hierbas medicinales y chile serrano.

La iniciativa ha tenido mucha acogida. La escuela de negocios de la Universidad se ha ofrecido a brindar sus maestros que irán a impartir las clases de administración y economía. A esto se sumará el equipo del proyecto de reciprocidad donde formaremos a estas mujeres en la importancia de la valoración de su propia dignidad. Buscaremos ayudarlas a  superar perspectivas machistas o conflictivas; asumir y vivir los valores propiamente femeninos; cultivar relaciones sanas entre el varón y la mujer donde ambos en reciprocidad contribuyan a la forja de la familia compartiendo el rol materno y paterno así como la responsabilidad en la educación de los hijos.

Es sólo el inicio, pero creo que es importante seguir contribuyendo a promover el liderazgo de las mujeres. No cualquier liderazgo, sino un liderazgo cargado de humanismo y de formación ética donde las mujeres tengan la ocasión de hacer de este mundo un mejor lugar donde puedan vivir las próximas generaciones. 

Sólo es esto. Agradezco a estos jóvenes que me inspiraron a comprender que la vida es esto: ser una con tu instrumento... y tocar. No importa el resultado. Hacerlo con pasión y con amor.





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