mercoledì 24 giugno 2015

Cuéntame tu historia

Hace unas semanas un importante y querido jugador de rugby neozelandés, Gerry Collins, murió junto con su esposa en un trágico accidente de tránsito. No había escuchado sobre él antes. En su funeral salieron a hablar distintos amigos y compañeros. Todos contaron historias sobre él. A través de las distintas historias pude hacerme una idea muy intensa de cómo había sido él en vida. Como diría la filósofa Arendt responder al quién de una persona es “narrar la historia de una vida”, por lo que responder a mi identidad personal es “narrar mi propia historia”. 

¿Puedo saber quién soy? ¿Cómo hacer si a lo largo de los años mi vida ha cambiado mucho, si ha tomado distintas direcciones, si los eventos me han llevado por rutas impensables? ¿Hay algo permanente?

La historia personal no es lineal para nada, y sin embargo creo que hay algo que no cambia. Mi identidad en cambio no es algo estático que puedo alcanzarlo pensando mucho en mi o haciendo mucha introspección. Tampoco considero que sea un jeroglífico o laberinto sin orden y concierto. Es más bien una identidad narrativa como diría Ricoeur, una identidad que se va gestando en la propia historia.

Creo además que mi historia como la de cada quien mantiene ese núcleo que los místicos no podían definir sino a través de símbolos o metáforas, pues se trata de una realidad indescriptible: “chispa del alma” le decía S. Bernardo, “lo más íntimo de nuestra alma” dirá S. Agustín, “escondite” le llamará S. Juan de la Cruz.

Pero ese fondo se expresa, se vuelve “carne”  de manera única y propia en cada uno cuando podemos narrar nuestra vida y descubrimos en ella un sentido y descubrimos sobre todo que es “mi historia”.


Es el famoso: “todo será por algo” que nos dicen las personas muchas veces ante distintos eventos. No es un consuelo vano. Es más bien la conciencia que si bien al momento uno no entiende algunos fragmentos de vida, con el tiempo encontramos una historia que se llena de sentido a través de nuestras propias acciones y de la lectura unitaria que hacemos de ella. La historia no se ha terminado, nuestra identidad no se estanca por uno u otro evento… la historia continúa y nosotros la vamos forjando.

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