Hay momentos en que la pluma se vacía de tinta y uno se queda sin palabras…
Me quedo sin palabras cuando el amor que siento es una fuente inagotable de alegría y miles de palabras no agotarían su hondura.
Me quedo sin palabras
y con la pluma vacía cuando el dolor que sufren mis hermanos en el mundo me atraganta la garganta y la
tinta se vuelve sangre que clama al Cielo.
Me quedo sin palabras
cuando de uno y otro bando enarbolan las mismas con triunfo altanero y por causa de la verdad proclamada las
plumas se convierten en espadas homicidas.
Me quedo sin palabras
y con la pluma vacía cuando el viento me invita al silencio y la hoja me pide discreción.
Me quedo sin palabras
y con la pluma vacía cuando lo que más quiero en la vida es que mi palabra se
convierta en carne y mis letras en rocíos para el alma.
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