No
se puede deslindar la teología de la vida moral de Figari, justamente porque la
teología es la reflexión de la Revelación y de cómo se vive la fe en la
historia. La teología no nace en una biblioteca, sino en el discipulado. Si el
fundador fue un pederasta hay que
revisar la reflexión de la fe y su aplicación en la historia que nace del
perpetrador. Porque fe y vida, teología y vida, espiritualidad y vida no se
pueden separar.
Como bien sabemos el gnosticismo fue una secta al interior
de la Iglesia que confundió a muchos creyentes y buscaba llegar a la salvación
a través del “conocimiento” y la “iluminación”.
Un elemento típico de un grupo con características sectarias es que el
fundador se presenta como el “iluminado”. Figari nos hacía creer que él con la
mirada podía analizar el alma de los otros y que su pensamiento era único. Él mismo desarrolló una teoría que
siguió vigente al menos hasta el 2010... A
todos sus cercanos nos mandó a leer la novela “El hombre demolido” de Bester en
el que se trataba de una sociedad con un grupo de “espers”, telépatas
iluminados que podían leer la mente de los otros y tener cierto poder sobre los
demás. Figari además decidía quienes eran los ésperes de la comunidad y a éstos
se les llenaba de un “respeto reverencial” porque tenían algo que los demás no
teníamos. No sólo eso, un par de consagrados tenía la responsabilidad de
estudiar un fundamento teórico desde la psicología a esta teoría. Y así lo hicieron.
Esta
teoría de los “iluminados” es la misma que tenía la secta del gnosticismo en
los inicios del cristianismo. Obviamente esta doctrina de los esperes no llegó
al Movimiento (gracias a Dios!) sino se quedó en el grupo de los “iluminados” o
sea los consagrados.
Figari
se consideraba tan iluminado que no dejaba que nadie escribiera libros. Los que
logramos publicar alguno, fue bajo su total revisión y control. Y siempre
señalaba: “tienes que ser fiel a mi pensamiento”. Es más recuerdo que la parte
más creativa, personal y experiencial de uno de mis artículos me la cortó sin
problema pues no expresaba “su pensamiento”.
O sea no expresaba el pensamiento del “iluminado”.
Creo
que uno de los aspectos que influyó a todos de esta “iluminación” y “gnosis” fue
la desmedida importancia que Figari le dio a la “fe en la mente”, justamente al
“conocimiento como medio de salvación”. Una importancia que puede ser muy
dañina sino se equilibra con la fe en el corazón y la fe en la acción.
Como
bien sabemos Figari tenía una actitud
muy negativa con toda la dimensión afectiva de la fe y de las relaciones
humanas. En los estudios sobre perpetradores sexuales (Anderson 2015) la autora
afirma qué estos tienen serios problemas afectivos y éstos los manifiestan en
medidas represivas hacia los sentimientos de los demás.
Si un
sodálite era muy afectivo, Figari lo llamaba públicamente “desordenado” y este
calificativo se hizo famoso en el movimiento. Alguien que fuera muy sensible
era llamado susceptible, alguien muy afectivo o emocional era acusado despectivamente de “feeling” o “hembrita”. Por eso incluso las canciones
tenían que ser militantes, agresivas y mostrar poca sensibilidad.
Al
mismo tiempo la fe en la acción de Figari qué decir: nunca lo vimos trabajando
con los pobres, ni visitando a los enfermos, ni siendo caritativo. No sabía
pedir perdón y si alguien se equivocaba tenía todo menos caridad. El juicio
sobre Figari se lo dejo a Dios, pero sí puedo evaluar sus actos. Entonces al presentar
una fe desvinculada de los afectos y del núcleo de la caridad nos quedamos con
una “ideología”, una doctrina vacía.
Newman consideraba un gran peligro
sobrevalorar aquello que se puede argumentar explícitamente y olvidar que las
“razones reales” comprometen toda la persona y no sólo la capacidad de
articular un argumento. (...) Según él, una cognición desencarnada era un
camino reductivo y falso; sólo una razón existencialmente integrada podría
alcanzar la verdad religiosa».[1]
En este sentido, ¿una persona que creó una espiritualidad y ésta no estaba
integrada en su vida acaso podía alcanzar realmente la verdad religiosa?
Por
ello, creo que es importante re-evaluar el equilibrio entre las dimensiones de
la fe y la valoración que se da a éstas y sobre todo desterrar toda pretensión de "iluminación". Considero además que la dimensión afectiva y
cordial de la fe es un elemento a integrar de manera más sana.
El
peligro de darle una sobre-importancia a la fe en la mente es que se corre el
riesgo del empiricismo racionalista del que habla Newman, de creernos nuestras
ideas, de pensar que somos buenos porque pensamos cosas buenas, de creernos
dueños de la verdad o superiores al resto. En eso von Hildbrandt es muy agudo a
darle la centralidad al “corazón” como centro de pensamientos, afectos y emociones…
Figari
en cambio, todo el tiempo centraba la importancia en la mente refiriéndose a S.
Pablo que invitaba a convertirse a través de la renovación de la mente. Sin
embargo, no se puede leer sólo un pasaje de la Biblia para definir la
conversión. Hay que leerla toda integralmente y el centro de la conversión Jesús la repetía sin cesar: “ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.
Este fue el núcleo del mensaje de Cristo.
En
eso creo que es importante la recomendación de Guardini que señala que la
bondad es el valor por excelencia que incluso valida el criterio de verdad: Con frecuencia se olvida de que uno puede «saber
mucho, ser un experto, crear, tener poder, disfrutar de la vida en los más
diferentes aspectos…, pero si no soy bueno me falta lo verdaderamente
definitivo»[2].
Verdad sin bondad es ideología. Recordemos que incluso los demonios reconocían que Jesús era Hijo de Dios, estaban muy bien formados pero no eran buenos. Entonces la validez de la espiritualidad estará no tanto en tener ideas muy “ortodoxas”, sino en la bondad de seguir el Evangelio con sinceridad de corazón y rectitud de conciencia.
Verdad sin bondad es ideología. Recordemos que incluso los demonios reconocían que Jesús era Hijo de Dios, estaban muy bien formados pero no eran buenos. Entonces la validez de la espiritualidad estará no tanto en tener ideas muy “ortodoxas”, sino en la bondad de seguir el Evangelio con sinceridad de corazón y rectitud de conciencia.
Muy interesante, Rocio.
RispondiEliminaYo añadiría un elemento más (q está implícito en lo q has escrito pero me parece muy importante hacerlo explícito a riesgo de ser redundante) y es
EL VOLUNTARISMO
Es decir el "Yo lo voy a hacer, Yo lo voy a lograr" ; colaborando con la gracia YO HARÉ QUE xyz SUCEDA...
Gracias por tu reflexión Rocío, ayuda a iluminar el camino de lo que nunca más se debe repetir...Cristo miraba nuestros corazones, nos amaba con solo vernos. El amor triunfará, y Dios es amor
RispondiEliminaLa verdad no veo donde está el aporte. La crítica expresada aquí se cae por su obviedad de rechzar todo reduccionismo. Por otro lado siempre se ha exigido un equilibrio respecto a la Fe de mente, corazón y acción descartando esos reduccionismos, eso está en múltiples escritos y conferencias y así se ha tratado en los grupos. No niego que LFF pueda haber pretendido enfatizar en algun circulo la fe de mento con sabe que propositos pero ello no ha sido presentado así al resto de la familia espiritual y diría a la gran mayoría de ella. Por otro lado veo una trampa en la expresión que supongo no es intencional, al mostrar preferencia a la bondad frente a la ortodoxia cayendo en el mismo reduccionismo que se critica. La Ortodoxia que impica seguir al Señor en fidelidad a sus enseñanazas en comunión con el Magisterio exige la bondad, es más la incluye.
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