domenica 6 aprile 2014

Encontré diamantes...



Es un don inmerecido tener la ocasión de compartir la vida con estas hermosas mujeres de  la sierra de Puebla.

 Me alegra que este proyecto les esté ayudando en su formación y a salir adelante con sus pequeñas empresas. Pero no es de esto de lo que quiero escribir. Quiero escribir de la riqueza que llevan sin ser conscientes de ella, como quien lleva un diamante en el pecho y los demás lo podemos ver.

No tienen problemas como tú y como yo… algunas sufren profundos atentados contra la dignidad humana, no gozan de lo mínimo que cada persona tendría el derecho de gozar.

Hay quien no tiene que dar de comer al hijo, o se quedan solas porque no hay fuentes de trabajo y los maridos se tienen que ir a Estados Unidos a conseguir una mejor situación, o simplemente anhelan un trabajito fijo para no tener la inseguridad del mañana. No son pocas que sufren de un dominio opresivo por parte del hombre pues ellas aún no se sienten seguras de su valor y desgraciadamente el machismo es más fuerte de lo que yo pensaba.

Ayer compartimos intensas experiencias  y  comencé a contemplar el diamante que llevan puesto.  

Si. Tienen muchos obstáculos pero la vida les ha dado la fortaleza propia del diamante que resiste con tesón ante cualquier fractura.  Tienen voluntad de acero. No se amedrantan “pues hay que echarle ganas”… echarle ganas cuando tu papá acaba de fallecer, echarle ganas cuando tu marido está lejos, cuando no tienes trabajo y te sientes sola.

El diamante puro es transparente y transmite la luz visible. Ayer vi cómo brillaban y como dispersaban luces de diferentes colores. Me conmovió ver ese verde esperanza pues  saben gozar de la belleza de la naturaleza. Nunca he visto tantas flores y pétalos, hojas, árboles cargados de frutos, mariposas y pájaros cuando les pedí se dibujaran a sí mismas. Hay una sintonía en ellas muy particular con la naturaleza. Saben gozar de lo que la vida nos regala.

Un rosa salió de algunas, mostrando un diamante lleno de amor y compasión por las que más sufren en la comunidad, por el dolor ajeno. Un amor cargado de solidaridad hecha de gestos y servicio. Si, dar 150 pesos a una sobrina para ir al doctor, aunque era todo lo que tenía para la semana… como la viuda pobre que da incluso de lo que no tiene.

Me dio pesar ver diamantes negros, probados por el abandono, la soledad y la desesperación… lloramos juntas. Sufrimos juntas nos amamos juntas.

Vi diamantes puros y transparentes que dejan pasar la luz de Dios pues confían en “papito Dios” que es bueno y justo y que les dará fuerzas para seguir adelante.

¡Cuántos diamantes escondidos que son la riqueza de nuestro mundo! Maestras de la vida. Si alguna gema quisiera tener en mi vida... es un diamante así.

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