sabato 25 ottobre 2014

El gorrión y su determinación...







Nunca olvidaré las palabras del simpático periodista poblano Fernando Canales, que al presentar mi libro afirmó:  "uno encuentra la felicidad en la vida cuando tienes un motivo para ir a la cama y un motivo para levantarte de la cama".   
Todos nos reímos por la alusión sexual de la motivación para ir a la cama. A nuestras sonrisas, Fernando respondió con sencillez  que además de la intimidad, le fascinaba estar en la cama con su esposa pues gozaba con la lectura en común, las conversaciones sobre distintos  argumentos, el escuchar música que ambos disfrutaban y vivir la complicidad del día que se recogía en la noche. Y es cierto. El amor no se limita a una profunda comunión de afectos y cariños, es también una búsqueda compartida de sentido, de verdad, de espiritualidad, de Dios.
 Uno de los momentos que más me fascina es cuando en la noche leemos nuestro libro y quizás uno de los dos interrumpe al otro para leer ese pasaje genial. Y es en ese compartir la originalidad y el impacto de la lectura, donde la comunión se hace fuerte y yo me siento tocando el Cielo.
Algo así me pasó el otro día. Steve se interesa mucho por las religiones y estaba leyendo la Bhagavad-gita de los hindúes. De pronto me detiene de mi propia lectura y comienza a leer en voz alta el cuento del gorrión:

«Sobre cómo vivir la determinación, se debe seguir el ejemplo del gorrión que perdió sus huevos en las olas del océano. Un gorrión puso sus huevos en la orilla del océano, pero el océano se llevó los huevos en sus olas. El gorrión se molestó mucho y le pidió al océano que le regresara sus huevos. El océano ni siquiera consideró su apelación. Así que el gorrión decidió secar completamente al océano. Y comenzó a recoger el agua en su pequeño pico, y todo el mundo se rió de él  por su determinación imposible, La noticia de su actividad se esparció y Garuda, la gigantesca ave de Visnú el señor, lo oyó. Garuda le pidió al océano devolverle al gorrión sus huevos pues sino él mismo haría el trabajo de secar al océano. El océano se asustó y devolvió los huevos. Así, el gorrión se puso feliz por la gracia de Garuda…. porque si uno sigue los principios con gran determinación, el Señor seguramente lo ayudará, porque Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos».

Me conmovió la sencillez y la profundidad del relato.  Admiro mucho la espiritualidad que viene de las culturas más antiguas de la historia. ¡Qué conciencia del autor de ser un pequeño gorrión! Como desde siempre los seres humanos nos hemos sentido tan frágiles y pequeños pero con una grandeza y magnanimidad capaces de pensar que podemos secar el océano y encontrar una aguja en un pajar o  unos huevos en un océano. Qué importancia la constancia, la firmeza y el deseo de conquistar lo que aparentemente parece imposible! Qué certeza que Dios es un Dios bueno, y ve con amor ese corazón apasionado, determinado y ese frágil vuelo devolviendo al ser humano lo que jamás por nuestros propios medios hubiésemos conseguido, pero que sin nuestras fuerzas tampoco lo hubiésemos logrado.

Como señalara el monje católico Thomas Merton, Gita (500-200 a.c.) puede ser vista como la obra literaria más grande de la religiosidad de la India. Este pequeño relato me bastó para apreciar las semillas del Verbo que encuentro en él, la presencia inefable de Dios en todas la historia de la humanidad y la búsqueda incansable del hombre por descansar seguro en las manos de Dios. Y con mucha alegría me dormí agradeciendo al bueno Dios el instante vivido, el maravilloso compañero de camino  y la certeza que Èl se encargaría del océano y de mi inconmensurable búsqueda.





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