sabato 25 febbraio 2012

La UPAEP, una verdadera comunidad universitaria


Actualmente las universidades se sienten ante la exigencia de responder a la sociedad tecnócrata  y buscan formar generaciones de jóvenes que puedan competir con los mecanismos del libre mercado. Para ello se acentúa en las distintas facultades una afinada concentración en la técnica y eficacia de cada materia.

Hacía tiempo que estaba lejos de las aulas universitarias. Siempre he sentido una vocación particular a estar en contacto con los jóvenes y contribuir con mi grano de arena en su proceso de autoformación. Estoy teniendo una experiencia única en la Universidad Autónoma de Puebla (UPAEP), una universidad de inspiración cristiana y humanista que busca ayudar en la formación de valores en los jóvenes. Es interesantísimo cómo esta Universidad intenta realmente conjugar tanto la formación en la eficacia y competitividad de sus alumnos como otorgarles los medios para una autoformación en los valores humanos y cristianos. El reto es enorme y desafiante. Está siendo sumamente enriquecedor ver la entrega y dedicación en tantos profesores y formadores que en sinergia de acciones e iniciativas ofrecen distintos espacios a los jóvenes para crecer como personas. Una vicerrectoría organizada que desarrolla la dimensión corporal en su área de deporte, la formación espiritual con actividades litúrgicas y experiencias cristianas en comunidades o  viajes de  misiones, la dimensión intelectual a través de un departamento de pensamiento humanista sin contar con las residencias estudiantiles y un departamento de desarrollo humano que se interesan por toda la vida universitaria de los jóvenes.

Además de la riqueza de llevar adelante un curso de antropología de la reciprocidad tanto para los alumnos como para el personal de la universidad, sumado a un curso de teología espiritual creo que lo más importante es lo que estoy recibiendo como un don inmerecido de esta experiencia.

Todas estas iniciativas formativas de los responsables de la Universidad carecerían de fundamento si fueran propuestas en manera exógena por los agentes involucrados. Ya lo había percibido pero ahora lo corroboro. Me he encontrado con una verdadera comunidad de personas donde uno encuentra un espacio para ser uno mismo y compartir la propia humanidad. Lo interesante es que una universidad sólo puede lograr sus objetivos si las personas involucradas viven una humanidad rica que se expresa en acciones concretas y que puede influir realmente en los jóvenes. Y esto es lo que he encontrado. Personalidades ricas  de una humanidad forjada en la experiencia.

 La acogida que hemos recibido los profesores invitados por parte del personal docente y administrativo ha sido fuera de lo común. El ambiente cálido y la apertura al extranjero es una muestra de catolicidad que abre a los alumnos a una dimensión universal de la existencia. Las salidas fuera del horario escolástico han enriquecido la amistad y la fraternidad de los que estamos compartiendo una misma misión. Creo que esta  experiencia de amistad es una fuerza pedagógica única para un proyecto de esta envergadura. Para que el impacto en el joven sea real y eficaz sólo se puede comunicar aquello que se vive.

Me celebraron una fiesta sorpresa por mi cumpleaños, aunque debería de decir por mi no-cumpleaños, visto que recién lo festejo el 5 de marzo. Pero tuvieron la brillante idea de adelantarlo viendo que mi gran amiga Verónica Toller está por partir la próxima semana. Fue una noche de alegría, cantos mexicanos, argentinos, españoles y peruanos. Entre un buen vino y muchos quesos nos atrevimos a coger la guitarra y cantar con audacia. Quizás el barrio de la Paz pensó que aquí vivían unas tranquilas y serias catedráticas universitarias… ayer me imagino que se percataron todos los vecinos que la educación es ante todo vida, y la vida se comparte, se festeja, se celebra. Ayer celebramos la vida y agradecí el don de mi vida.

Quizás los involucrados en un proyecto universitario sienten que aún falta mucho para llegar a cumplir sus metas y abarcar a todos los estudiantes. Sin embargo, creo que momentos como los de ayer, donde se palpa que el amor, la fraternidad, la solidaridad, la sencillez, la alegría y la amistad son reales en una comunidad universitaria es un fermento que imperceptiblemente se encuentra ya en la masa. Estoy más que segura…  dará sus frutos.

No se puede negar. Tengo ya la camiseta de la UPAEP.

4 commenti:

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  2. Interesante, muy interesante, aunque te confieso que al leer tu entusiasmo, a la vez que me siento muy contento por ti, no puedo evitar cierto temblorcito: es que la complejidad de la condición humana me ha prevenido ante algunos entusiasmos casi casi de la naturaleza que sean. Pero si has encontrado un lugar así, enhorabuena. Debe de ser la gente. Recuerdo ---¿o me estoy confundiendo?--- que cuando este papa empezó su pontificado hablaba mucho de centrar las cosas en la comunión fraterna, en las personas y la fraternidad que fundan. Cuando eso existe, hay mucho espacio para trabajar y salir al frente de cualquier sorpresa que la condición humana, siempre traviesa, suelte por ahí.

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  3. No temas! El entusiasmo no está peleado con el realismo. Acentuar el lado positivo de una realidad no quita el hecho de ver que siempre y en todo somos seres humanos, con nuestras mil debilidades y complejidades.

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  4. Qué bueno que te haya gustado, sabes que todo se está haciendo con mucho cariño!!

    Por cierto, Vero y tú demostraron que de hambre no se morirán jamás, ¡¡qué bien cantan!!!

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