giovedì 22 marzo 2012

Sobre la visita del Santo Padre a México

               La visita del Santo Padre Benedicto XVI a México está suscitando muchas polémicas. Ante todo quiero decir como una mujer católica, que en este momento se encuentra en México, estoy esperando con ansia la visita del Santo Padre porque reconozco su misión de llevar como Vicario de Cristo la Buena Nueva de Jesús. Reconozco además sus cualidades humanas e intelectuales que traerán un mensaje de esperanza y de luz en medio de la oscuridad en la cual muchas veces nos encontramos.
Creo que frente a las polémicas hemos de cuidar distraernos de lo esencial. La Iglesia está llamada a evangelizar y para ello viene el Papa a tierras mexicanas. No viene ni por motivos políticos, ni económicos ni sociológicos. Viene a reforzar la fe de uno de los países católicos más importantes de América Latina y el mundo.


               Sin embargo, como hija de la Iglesia no puedo dejar de expresar que si me siento un poco consternada. Creo que hubiese sido muy fructífero que el Papa se hubiese reunido con las víctimas del P. Maciel. Ojalá que aunque no esté en su horario de visita realice este gesto. Lo ha hecho en todos sus otros viajes y creo que México especialmente ha sido muy herida como comunidad eclesial por los escándalos al interior de la Legión de Cristo. En este sentido, sin embargo me alejo de aquellos que critican directamente al Santo Padre y le achacan a él toda la responsabilidad. Es él quien puso los puntos sobre las íes en este escándalo. Hay que ser cuidadosos en hacer juicios precipitados. Soy testigo que el Santo Padre no tiene muchas veces la libertad que  nosotros pensamos. La Iglesia no es sólo el Santo Padre. La Iglesia somos todos, cardenales, obispos, religiosos y laicos. Por lo tanto la responsabilidad recae sobre todos los que están a cargo de esta visita.


               Tampoco quiero hacer juicios precipitados del por qué no se reuniría con las víctimas. Quizás el motivo podría ser la falta de tiempo, pues viene tan sólo tres días. Quizás otra motivación es que la Iglesia en este momento está comprometida en tratar de refundar la Legión de Cristo y de salvarla del naufragio y puede considerar este gesto como un desmedro en el intento de salvar lo salvable. Estoy diciendo la posible motivación, no que esté de acuerdo con ella.


               Quiero decir que veo con satisfacción que se estén dando pasos firmes en la refundación de la Legión, aunque en mi modesta opinión a veces son pasos muy lentos. Sin embargo, me alegra  la elección del nuevo vicario alemán Sylvester Heereman, así como la separación de las consagradas de la dependencia de la Legión, encontrándose ahora bajo nuevas autoridades con asistentes y con el fin de constituirse como una asociación de fieles. También me alegra que algunos obispos apoyen a Malén Oriol en su decisión de fundar una nueva asociación, porque así como apruebo a quienes se quieren quedar al interior de una institución para refundarla, reformarla o mejorarla, también veo con esperanza quienes heridos por un problema institucional no sienten la fuerza de permanecer dentro o no se sienten ya identificados con los ideales de esa institución y deciden hacer una reforma fundando algo nuevo (como ha sucedido a lo largo de la historia de la Iglesia).


            Como repito no sé cuáles son los móviles o motivaciones para no entrevistarse con las víctimas de Maciel en México. Simplemente me hubiese parecido un gesto importante. Aquí me han buscado personas que han sufrido directa o indirectamente no sólo con el tema de los abusos sexuales en la Legión sino los problemas disciplinares al interior de dicha institución. Mujeres que no fueron formadas en libertad, que no se les permitía tener estudios superiores y profesionales, mujeres opacadas en su feminidad y en su capacidad de discernimiento y decisión. Personas dañadas en su psicología por haber sido manipuladas con un paternalismo que no hacía crecer a la persona en libertad, actitud crítica y fortaleza para enfrentar la vida y el mundo. Si, me hubiese gustado que la Iglesia como lo ha he hecho otras veces tenga ese gesto de ponerse del lado de las víctimas, y no pensar que por reconocer un propio error esto iría en desmedro de salvar lo salvable, el trigo de la cizaña.


          Creo que lo que hace crecer a una institución es el reconocimiento humilde y sencillo de sus propias faltas y tener gestos concretos de reparación frente a los errores.


          Por otro lado, también me apena que se esté generando tanta polémica por la reforma del artículo 24 de la constitución de México. Creo que no habría que interpretar esta decisión política de los diputados como un gesto que se ha realizado para congraciarse con el Vaticano antes de la visita del Papa. La bondad o no de esta reforma no está en mis manos juzgarla. Sólo puedo decir que el intento de reforma no atenta para nada contra la libertad religiosa, y apoyar a la mayoría de católicos que están en México para darles la ocasión de tener una instrucción religiosa católica en los colegios me parece un derecho que no atenta contra las libertades de otras religiones o creencias.


          También se ha discutido mucho que el Papa Benedicto XVI tiene abandonada a América Latina y que sus análisis se concentran sobre todo sobre Europa. Habría que repasar los textos y conferencias que ha dado Benedicto XVI sobre América Latina. Por ello también espero con interés lo que nos viene a decir.


            Pero bueno, creo que en todo caso no nos debemos distraer con estos temas. No olvidemos lo esencial de la visita. Es decir, voy a concentrarme en aquello que nos dirá el Santo Padre. Estoy segura que traerá una palabra de consuelo para las víctimas y las personas dañadas y creo también que traerá a todos los católicos de México un mensaje importante. Sin embargo, como hija de la Iglesia siento que  debo expresar y decir lo que espero de mi institución, aunque también me pueda equivocar en lo que espero...







2 commenti:

  1. El leer tu artículo me hizo pensar cuántas veces me he decepcionado por esperar cosas que nunca llegarían...Creo que en estos tiempos el Señor me pide vivir más de las virtudes teologales, "esperar contra toda esperanza" seguir caminando amando a nuestra Iglesia con un corazón grande, con mucho confianza y mucha fe, aceptando la purificación. Quiero dejar de esperar y pensar más en lo que El espera de mí en estos momentos y pedirle que me ayude a corresponderle.

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  2. Coincido contigo en todo, Rocío. Muy equilibrada tu opinión, sin por eso perder agudeza y verdad.

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